Por El Round Final
La campeona mundial minimosca de la Asociación Mundial de Boxeo, Yésica Bopp, brindó una clínica deportiva en el Complejo de las Artes, en la localidad de Laprida, para boxeadores y boxeadoras locales. “La idea es mostrarles a los chicos que yo también salí de una escuela municipal, en la cual no tenía nada y empecé a crear mi realidad día a día“, contó.
La Tuti boxea desde los 17 años, hace más de una década se mantiene como monarca de la AMB, porque la clave del éxito no pasa por llegar, sino por mantenerse. En ese sentido, afirmó: “Llegar llega cualquiera, lo más complicado es mantenerse, (en mi caso) me mantuve campeona del mundo 10 años, y hasta ahora no hay chica que haya llegado con ese récord”.
Yesica Bopp se erigió en un contexto más hostil para las mujeres, en otro momento histórico, donde la segregación de género implícita del boxeo era más evidente. “En mis comienzos supe dividir que yo hacia un deporte de hombres, pero no dejaba de ser mujer. Cuando empecé el boxeo femenino no existía, y para que nos respeten y que sea creíble yo me lo tome en serio desde el primer día. Yo sabía que para que me reconozcan tenía que traer un resultado”, reconoció.
Sin embargo, a pesar de los avances que ha tenido la disciplina, todavía perduran algunos vicios en la consideración del boxeo entre mujeres, como el reconocimiento económico. La Tuti aseguró que “el boxeo femenino no está socialmente tan acompañado, entonces se complica más”, a pesar de que “el boxeo del hombre está en decaída porque no hay referentes”, después de la buena época del Chino Maidana, Lucas Matthysse y Maravilla Martínez, hoy retirados de la actividad profesional.
“Pero la mujer siempre está ahí, cerrando un fondo y defendiendo las coronas. No quiero retirarme y que se muera ahí el boxeo femenino, quiero que surjan muchas chicas, sino para qué hicimos tanto sacrificio”, cerró la Campeona.
Fuente: Oh Laprida