El deportista santafecino murió hace 24 años en un accidente de tránsito. Defendió su título de los medianos en 14 oportunidades transformándose en una leyenda del pugilismo

Según los expertos, Carlos Monzón es el mejor boxeador argentino de la historia. Supo ganar peleas para el recuerdo y conseguir récords asombrosos que, en muchos casos, se mantuvieron por décadas. A 24 años del accidente automovilístico en el que el santafecino perdió la vida, hacemos un repaso con lo mejor de su carrera deportiva.

Cuenta la leyenda que las primeras peleas de Monzón no fueron arriba de un cuadrilátero, sino en la calle y por cifras muy bajas. Hasta que conoció a su gran maestro, Amilcar Brusa y empezó a darle forma a su carrera. Primero compitió de manera amateur y luego dio el salto al profesionalismo.

En su historia quedaron 100 peleas, de las que ganó 87 (59 de ellas por KO), empató nueve, perdió tres y una quedó sin definición y una seguidilla de 80 combates sin conocer la derrota: luego de perder el 9 de octubre de 1964 ante Alberto Massi en Córdoba, en los siguientes 14 años ganó 71 veces (en 44 ocasiones por nocaut) y empató en otras 9.

En 1970 tocó el cielo con las manos. Tras conquistar el campeonato Sudamericano de los Medianos se enfrentó al italiano Nino Benvenuti. En pleno Palazzo dello Sport de Roma, Monzón noqueó al campeón en el duodécimo asalto y le arrebató la corona mundial de peso mediano de la AMB.

A partir de ahí consiguió 14 defensas del título: volvió a noquear a Benvenuti, ahora en el tercer round, y en este camino también venció a otros campeones como Emile Griffith (en dos oportunidades), Mantequilla Nápoles y Rodrigo Valdez (también en dos oportunidades). Nadie había logrado tantas defensas en la categoría medianos hasta aquel entonces.

Este récord sobrevivió por 24 años, 5 meses y 5 días, hasta que el estadounidense Bernard Hopkins derrotó a Carl Daniels y llegó a 15 defensas.

Monzón se retiró del boxeo en 1977 aún con el cinturón en su poder. «Esta decisión de retirarme la venía madurando desde hace mucho tiempo y ahora es irreversible. Al punto tal que durante una cena que se realizará a fin de mes redactaré los telegramas a las dos entidades que rigen la actividad boxística, comunicando que me retiro», comunicó en agosto de ese año. No hubo suma de dinero que lo sedujera para subirse al ring nuevamente; ya para ese entonces lo habían encandilado las luces de los sets de filmación y el sentido de pertenecia al jet-set porteño. Pero esa es otra historia.

Fuente: Toda Pasión (tn.com.ar/deportes)