El santafecino Marcos «Chino» Maidana tiene 35 años y nadie olvida, aún, el valor de sus dos coronas mundiales. Conserva una gran imagen, algunos millones de dólares y decenas de kilos, que vienen y van, como ruines invasores por su cuerpo de ex boxeador.

Por Osvaldo Principi / LA NACIÓN

Después de perder por segunda vez con Floyd Mayweather, el 13 de septiembre de 2014, supo que el boxeo había acabado para él. Más allá de guapeza y falencias, la gran presión familiar impuesta por Mariana, su esposa y mamá de su hija Emilia, y su propia madre, Olga, predijeron una jubilación anticipada a los 30 años.

Pasó el tiempo entre asados y guitarreadas en los alrededores de Margarita, su pueblo natal en Santa Fe. Decoró su cuenta de Instagram con todo tipo de fotos – buena y malas – y chamameceó hasta la salida del sol. Todos se dieron cuenta, entonces, que era un buen momento para liberar sus sueños y permitirle volver a pensar en el ring. Y no desaprovechó la ocasión. Hizo las valijas con un grupo familiar reducido y se fue a Los Ángeles, el sábado último. Con un ritmo vertiginoso y ajeno al andar de su vida, hizo todo lo que planeó hacer.

Lució camisas de primera marca en algunas muestras para sus redes sociales, pero participó de su entrevista inicial con ropas deportivas. Se reencontró con el colombiano Alex Ariza, clave en su nutrición y preparación del primer combate con Mayweather, en 2013 . Le hizo saber su interés por volver a trabajar juntos. Tras aquella gran pelea de Las Vegas, Ariza fue desvinculado del equipo – en modo poco amistoso- por Sebastián Contursi, su manager. Si bien Maidana nunca se opuso a tal resolución, siempre supo que había perdido a un gran profesional.

No hubo declaraciones y más allá del «secreto de sumario» se supo que Ariza habría planificado cuatro meses de tareas continuas para su puesta a punto y convertirlo, otra vez, en un púgil competitivo con algo más de 70 kilos.

Otro hombre fuerte que participó de esta reunión fue el californiano Robert García, su ex director técnico, quien habría exigido un buen cuerpo médico y que el «Chino» y su familia se radiquen en Riverside, California, donde está su gimnasio.

Se dijo también que en las oficinas centrales de ESPN lo esperan para firmar un contrato por tres peleas. Nadie avizora con qué empresa boxística trabajaría. Sebastián Contursi, su amigo personal y representante, no participará de este proyecto. Es algo así como anticipar la desvinculación de un grupo que en otros tiempos funcionó a la perfección.

¿Tiene sentido este regreso? No. Mentalmente Marcos Maidana dejó de ser un boxeador hace tiempo, y la conversión por volver a serlo no será nada fácil. Es casi imposible. Sobre todo para quien, como él, vive con tanta comodidad. ¿Podrá recuperar atléticamente a un cuerpo que incorporó más de 40 kilos de los habituales en los últimos años? Será dificultoso y dependerá de muchos factores. Sobresaltos físicos y anímicos, por sobre todas las cosas.

Maidana pesó 66,678 kilos en sus peleas frente a Mayweather o Adrien Broner. Es difícil imaginarlo en el ring, con 36 años y 71 kilos de peso ¿Qué chances tendría? Casi nulas. Cuesta encontrarlas, más allá de su pasado, de sus pergaminos y del respeto cosechado en cada una de sus peleas.

Todo este proceso es tan misterioso como real. Más allá de estas aseveraciones poco optimistas, no deja de ser una sorprendente reseña. Una calificada e interesante noticia, pese a su contenido.

Fuente: LA NACIÓN