Por Osvaldo Principi

El cordobés Alberto Melián sobrellevó un menú de vivencias extrañas en los últimos seis meses, desconocidas en su sacrificado proceso de boxeador profesional que «jamás perdió su condición de amateur», tal cual blasfemó el reglamento A.I.B.A (Asociación Internacional de Boxeo Amateur), entidad que lo contrató con exclusividad por algunas temporadas, causándole un notorio estancamiento deportivo.

Su victoria sobre el mexicano Edgar Ortega por KOT en el 10º round el pasado 26 de enero en Houston, Texas, no sólo implicó su ingreso al equipo Golden Boy Promotions, que apuntala el excampeón norteamericano Oscar de la Hoya, sino que también le permitió fijar un objetivo tras su desvinculación de Sampson Lewkowkiz, representante uruguayo radicado en Las Vegas, convertido en la mejor opción entre todos los proveedores de gestiones pugilísticas al circuito de la Federación Argentina de Box (FAB).

Su récord legítimo de 16 victorias (4 KO) y 3 reveses es ocultado y pospuesto con una falta de agudeza por quienes estuvieron a su lado y de orgullo, hasta por él mismo . Al igual que una treintena de púgiles argentinos, con licencia A.I.B.A, debió tomar una postura sumisa – por presión dirigencial- sin poder destacar sus victorias profesionales. Le quitó el invicto al francés Vincent Legrand, 6º mosca en el actual ranking de la CMB y 8ª en la clasificación de la OMB, quién ya tenía tres años en el pugilismo rentado cuando combatieron en 2013. El europeo se autoproclama «invicto» con 29 victorias y ningún curioso se animó a desmentirlo jamás.

Todo esto mermó el espíritu de Melián, que a modo de compromiso contractual, representó al país por segunda vez en un Juego olímpico, en Río de Janeiro 2016, perdiendo con un penoso KO en el primer round ante el uzbeco Murodjon Akhamadaliev, por la chance de ganar una medalla de bronce.

Ahora, a los 29 años, reabrió las «operaciones» comerciales con Oscar de la Hoya, cuya empresa parecía divorciarse – definitivamente- con los peleadores argentinos después de la triste caída del chubutense Lucas Matthysse ante el filipino Manny Pacquiao, en julio último.

¿Qué paciencia tendrá Golden Boy para convertirlo en fondista internacional? ¿Qué interpretación le darán a su record al que sólo la «información de conveniencia» le reconoce cuatro combates? ¿Tendrá la protección deportiva que tuvieron Matthysse y el «Chino» Maidana cuando empezaron a trabajar allí?

Golden Boy se caracteriza por acelerar las oportunidades de quienes integran su escudería. Generalmente, las grandes carteleras son prioritarias al proceso de madurez que requiere aún el deportista de Villa Dolores.

Melián posee el titulo argentino Supergallo y un pasado rico en resultados y amargo en sensaciones. Con muchas medallitas y bolsillos flacos. Y en este trabajo, eso significa decepción.

Es un valor interesante, sin ser un candidato a la gran consagración inmediata. Debutó con el pié derecho y un buen KO ante la TV americana (llámese Instagram). Revivió una carrera que parecía terminada tras un paso en falso por los países más inhóspitos de Europa. Atrapó bien fuerte una chance que nadie esperaba. Ni siquiera él. Cada una de sus actos cotizará muy bien en la bolsa de noticias del boxeo argentino.

Fuente: LA NACIÓN