De agarrarse a piñas en el colegio a soñar con ser campeón mundial: Jeremías Ponce, promesa en súper ligero, habló con Olé. Mi referente nacional es el Látigo Coggi, asegura.
Por Mauro Mariani
La escuela de boxeo Santos Zacarías está llena de ruido pero ninguna voz. Suenan y resuenan los puños contra las bolsas de boxeo y punching balls hasta que el campanazo les da a los boxeadores un respiro por apenas unos segundos. En esta monotonía, que a veces se ve afectada por algún que otro ladrido de los tres perros que Alberto Zacarías rescató de la calle (”No me los llevo porque con mi mujer en casa ya tenemos nueve”, asegura), se entrena y forma Jeremías Ponce. A los 22 años (1m78), el campeón argentino súper ligero (63,500 kilos), con récord de 23 triunfos en la misma cantidad de presentaciones (16 por KO), es una de las máximas promesas del boxeo nacional.
Hace 10 días, Ponce noqueó a Ramón de la Cruz Sena (22-24-3, 13 KO), en la primera pelea del año. El 15 de marzo, con rival a designar, está programada la siguiente y, si todo marcha bien, el 27 de abril le disputará el título sudamericano a Leonardo Amiltrano (14-3, 6 KO), dueño de la corona). “Fue una pelea difícil, sabía que iba a ser así. El rival tenía mucha experiencia, peleó por todos lados y con todos. Le había ganado a varios buenos. Con el correr de los rounds se me fueron dando las cosas y gracias a Dios pude salir ganador. No sé si fue el más complicado de los que enfrenté, pero rescato que me dio mucha experiencia. Los escalones cada vez serán más complicados, pero siempre hay que prepararse más sin dejar de aprender todos los días.
¿Tu victoria en Italia, hace un año, fue la que te marcó que estabas para grandes cosas?
-Al momento que me dieron ganador, recién ahí caí de lo que había logrado. Estábamos mi entrenador y yo solos, lejos de casa, nunca había ido a otro país, sentí orgullo. Fue la pelea que me caracterizó y me marcó, un antes y un después. En esa pelea yo sabía que tenía que ganar por nocaut, cuando vas al extranjero es así, es mejor no darle la decisión a los jueces. Me estaba costando, iba el octavo round y no llegaba el nocaut. Estaba nervioso, sabía que tenía que tirarlo y por suerte se me dio en el noveno.
-¿Quiénes son tus referentes? ¿A quién te ves parecido?
-Mi boxeador referente es el Látigo Coggi, era excelente. De los internacionales me gusta Canelo Álvarez. No trato de parecerme a uno en particular, sino que copio movimientos. Si hay alguno del Canelo que me pareció bueno, lo trabajo y practico. Así voy tratando de sacar un poquito de todos para ir mejorando. Soy un boxeador que me gusta entrenar y que soy dedicado. Si bien tengo varios nocauts, no me considero un pegador. Un pegador es alguien que gana de una sola mano, como Lucas Matthysse. Yo cuando gano es por combinación de golpes, desgasto al rival round a round.
-A los 14 años empezaste a boxear. ¿Por qué?
-Porque me gustaban las piñas, me peleaba siempre en el colegio, iba a jugar a la pelota y me peleaba. Era medio indio y traté de buscar una salida a eso, y me gustó. El hecho de pelearme me trajo problemas, mi mamá tenía que irme a buscar al colegio. La llamaron un montón de veces. Una vez que empecé a practicar el deporte, me tranquilicé un montón. El boxeo fue como una terapia.
-Entonces para tu mamá fue un alivio que empezaras…
-Cuando comencé y empezó a ver que me peleaba menos, le gustó. Una mamá no quiere que a uno lo lastimen, pero cuando vio que a mí me gustaba y me hacía bien, me apoyó siempre.
-¿Qué te genera que te llamen una promesa del boxeo nacional?
-A mí me enseñaron Alberto y Patricio (Zacarías) que no hay que creérsela. Todo lo que digan, bueno o malo, hay que tomarlo con pinzas. Cuando todo va bien te felicitan y cuando salen mal es al revés. Lo tomo con tranquilidad, no pienso mucho en eso. Le doy la suficiente importancia y nada más.
-¿Para cuándo esperás esa gran pelea por el título?
-Si bien vos podés organizar tu vida en el boxeo, no se sabe nunca qué puede pasar. Si me lastimo la mano, ojala que no pase, y tenía una pelea, se posterga. Hasta que no estás arriba del ring, no sabés nada. Capaz sale una pelea por el título en dos semanas o en 10 años… Yo espero que en dos o tres años estar en ese nivel.
Con los pies sobre la tierra, Jeremías quiere tocar el cielo con las manos.
Fuente: Diario Olé