Por Raúl Adriazola / Diario Uno
Todo comenzó con comentarios en las redes sociales, pero la bronca de la familia de nuestro gran campeón mundial e ídolo nacional, Nicolino Locche, ya es mucha, respecto al papel -erróneo- que los guionistas de la mini serie «Monzón» le dieron al Intocable, poniéndolo casi como un figura opuesta al santafesino y como una persona arrogante.
«Entiendo que ellos (los productores de la miniserie) hace ficción y se pueden tomar ciertas licencias, pero que no ensucien el nombre de una persona», se quejó con amargura Ana María Locche, hija del Intocable y Ana María Corvalán, respecto a lo que se mostró en el cuatro capítulo de la muy buena tira que dirigen Jesús Braceras y Gabriel Nicoli, y se emite por el canal de cable Space.
«Lo mostraron a mi papá como a un petizo agrandado, que como ya era campeón (se consagró en 1968, dos antes que Monzón) lo trataba a Carlos en forma despectiva y no es así, mi papá respetaba mucho a todos, especialmente a los chicos que entrenaban en el gimnasio del Luna Park, donde había mucha camaradería», dijo Ana María, hija del medio de Nicolino y profesora de educación física.
- «Mi papá y Monzón se querían mucho, incluso es fácil encontar pruebas de ello. Cuando mi viejo se lesionó peleando con el español Barreras Corpas, Carlos fue a visitarlo a la clínica y hablaron mucho. En una pelea en el Luna Park, recuerdo cuando mi papá le presentó a mi mamá a Carlos, porqué había aprecio» – Ana María Locche
Los hermanos Locche: Lolo, Ana María y Nancy vieron juntos el capítulo de la serie biográfica donde aparecería su padre, y grande fue su sorpresa, y luego la bronca al ver las licencias tomadas en el guión. «Ni siquiera nos pidieron permiso, algo que no molesta tanto», dijo la lujanina.
«La bronca nos vino al ver como lo representaban a mi papi, como displicente y enemigo de Monzón, cuando no fue así», confesó Ana, que agregó. «Hay que recordar que cuando mi papá perdió en Venezuela (frente a Antonio Cervantes «Pambelé», el 17/3/73), lo acompañó Carlos, e incluso después de la pelea unos hinchas (en realidad fueron policías) quisieron patotearlos y amenazaron con armas a mi papá, y Monzón lo defendió. Se abrió la camisa y les dijo «tiren maricones, pero si fallan los matos a piñas» (afortunadamente enfundaron y se fueron)», recordó la hija de quien fuera campeón mundial welter junior entre 1968 y 1972.
Esta anécdota la recordó este domingo otra personalidad del boxeo, conocedor de ambos púgiles (Locche y Monzón), y testigo de la anécdota, Cherquis Bialo, quien vino a despedir a Nicolino cuando falleció en 2005. El periodista porteño se quejó de lo mismo y otras fallas históricas en la serie en una nota publicada en un medio de Capital Federal.
«En esa época de gloria del boxeo argentino, no había enemistad entre los campeones o boxeadores argentinos. Cada uno lucía en su categoría y sus estilos era diferentes y eran un grupo unido, se tenían aprecio. Me dolió que dijeran que se tenían bronca en la serie, cerró Ana María.
Una cuestión de estilos
Lo que si existía, en el ambiente boxístico, era una diferencia de estilos entre dos grandes figuras del deporte de los puños. Tal como lo explica el periodista Carlos Irusta en su libro «Monzón», mientras Nicolino Locche era la figura más convocante del estadio Luna Park, con su estilo histriónico y único, a Monzón le costaba mucho ser atractivo y «taquillero», aún después de haberse consagrado campeón mundial mediano en 1970. Uno era un artista de la defensa y casi no le pegaba a sus rivales, mientras que el otro era un agresivo pegador que buscaba «eliminar» a sus contrincantes.
Sin embargo, la empresa Luna Park, que tenía como figura visible a Juan Carlos Tito Lecture tenía en su gimnasio a los mejores exponentes del país, y entrenaban juntos, lo que generó muchas amistades, como la de Nico y Carlitos, o por lo pronto, respeto y solidaridad entre todos.
Fuente: Diariouno.com.ar