El bonaerense Jeremías Ponce (63.250 kg), campeón argentino y sudamericano welter jr, aprovechó al máximo su primera gran oportunidad internacional para ratificar su condición de sólida promesa del boxeo nacional al imponerse por puntos, en un absurdo fallo mayoritario de doce rounds, al alemán Rico Mueller (63.400), en un combate realizado ayer en Friedrichshain, en las afueras de Berlín.
Ponce, de 24 años y un record de 25 victorias (16 KO), se adjudicó el título «mundial» I.B.O, una organización que fiscaliza combates sin tener federaciones afiliadas y adosa su reconocimiento en combates clásicos. Sus coronas no tienen admisión oficial en Argentina. Sin embargo, púgiles como el santafecino Carlos Baldomir y el bonaerense Sergio Martinez, la obtuvieron previo a sus conquistas históricas.
Ponce ganó once de los doce rounds efectuados. Sólo perdió el 7°. Pese a ello los jurados emitieron un fallo avaro de 118-110, 116-111 y un voto más que localista: 114-114.
¿Quién es Ponce? Es un producto del gimnasio familiar: «Santos Zacarías», de Rafael Calzada que dirige su entrenador: Alberto Zacarías, con quién debutó como boxeador amateur. Es pareja de Iara Altamirano, boxeadora profesional, con quién construyó, a mano libre de albañil y carretilla arenera, su propio hogar. Viaja diariamente desde José Marmol, su pago natal, en tren a practicar su oficio.
Es un boxeador, aún, en formación. Técnica y física. Su cuerpo requiere todavía de mayor musculatura y su estilo de pelea, de una continuidad llamativa y con una puntería destacable, deberá dosificar su entrega en los períodos convenientes de cada combate.
Peleó a la vieja usanza de los Zacarías. A lo Palma, a lo Coggi, cuando debieron buscar un título. Con una intensidad de ataque desacostumbrada para el ámbito local imprescindible para ganar en el exterior. Vapuleó a Mueller que por lógica del ring , debiá ser retirado del match tras el 8° round. Pero nadie se apiadó de él.
Ponce necesita seguir creciendo y experimentando. Con el mismo cuidado que tuvo hasta el momento. Escogiendo rivales y oportunidades. Aún es promesa y está cerca de convertirse en realidad.
Hizo la mejor pelea de su vida tras haber protagonizado la peor: al puntano Leonardo Amitrano, meses atrás en Lanús. Supo corregir el menú de errores y los convirtió en virtudes.
Salió al ring con la bandera argentina y el nombre de sus familias inscripto en la misma. Peleó por ellos y dejó todo para conseguir esta victoria.
Tiene, aún, contrato con los empresarios alemanes por dos peleas más. El nivel competitivo de esta entidad: I.B.O lo respaldará y lo dejará crecer. Y después, entonces sí, deberá dar el salto final.
Ponce, ganó de campana a campana. Como se requiere cuando se pelea en soledad. Y en el día del boxeador argentino, como tributo a Luis Angel Firpo, «El Toro Salvaje de las Pampas» , mentor este festejo, levantó sus brazos en alto en condición de vencedor.
Fuente: Osvaldo Principi (LA NACIÓN)