Lo llamaron «la esperanza blanca» y llegó a campeón del mundo. Su muerte temprana y el juicio multimillonario. Tommy Morrison: la trágica historia del boxeador que hizo de «pupilo traidor» de Rocky Balboa.

Es uno de los personajes más odiados de toda la saga de Rocky, tal vez el más odiado después del ruso Iván Drago, o quizás cabeza a cabeza. Porque le devolvió las ganas de vivir a Rocky en un momento muy duro de su vida y luego defraudó su confianza por unas monedas. Su nombre, en Rocky V, es Tommy «Machine» Gunn, un juego de palabras que remite a la ametralladora. Se le acercó a Rocky por la calle, le dijo que lo admiraba mucho y le pidió que lo entrenara.

Balboa dio lo mejor de sí y le enseñó todo lo que sabía. Mientras tanto, Tommy Gunn ganaba y ganaba, aprovechando su talento, su potencia física y los buenos consejos de Rocky. En un momento de la película, el joven le reprocha amargamente a Balboa que tiene un record de 24-0 y sin embargo no tuvo aún la oportunidad de pelear por el título del mundo.

En la vida real, era exactamente ese el récord que tenía Tommy Morrison, el boxeador que interpretaba a Tommy Gunn, al momento del estreno de la película, en noviembre de 1990.

No es esta la única coincidencia entre el personaje y el actor: igual que Tommy Gunn, Tommy Morrison llegó a ser campeón del mundo. Igual que Tommy Gunn, Morrison logró su título en medio de una estruendosa silbatina del público. Tommy Gunn le ganó el título a Union Cane, un boxeador que había tomado el título vacante tras el retiro de Rocky.

El público corea el nombre de Rocky, en reproche a la actitud de Gunn, que lo despidió como entrenador para ponerse a las órdenes del mafioso promotor de boxeo George Washington Duke, que le ofrece el oro y el moro, le compra un auto de lujo y le consigue «novias» evidentemente rentadas. Cualquiera que sepa un poco de boxeo descubrirá que «George Washington Duke» es un apenas disimulado alter ego de Don King, parecido físicamente y en su actitud.

Pese a la lección que la película debería haberle dado, lo cierto es que Tommy Morrison firmó en efecto un contrato multimillonario precisamente con Don King: 38,5 millones de dólares por tres peleas, la tercera de las cuales sería contra Mike Tyson. Pero no nos precipitemos.

Morrison obtuvo el título al derrotar a George Foreman por puntos el 12 de junio de 1993. Foreman era una leyenda del boxeo (merced a sus grandes combates con Joe Frazier y Muhammad Alí)  pero, al momento de la pelea, tenía 43 años.

Tommy, que tenía 24, adoptó una estrategia conservadora que le sirvió para ganar sin problemas la pelea: evitó los cruces de golpes y se mantuvo distante aprovechando su alcance de brazos y «bailando» la pelea, consciente de que la única posibilidad que tenía Foreman de ganarle era un golpe de KO.

En la película, Tommy Gunn describe una infancia terrible con un padre golpeador. La vida real de Morrison fue igual o peor que la de su personaje: su padre era alcohólico y lo llevó a «debutar» sexualmente a los 14 años a un club de strip tease; su madre fue acusada de asesinato y su hermano mayor estuvo nada menos que 15 años preso por una violación. Ante estas circunstancias, Tommy encontró una salida y un consuelo en el deporte de los puños.

Su carrera en el amateurismo fue extraordinaria: 220 victorias y 20 derrotas. Estuvo a punto de ir a los juegos olímpicos de Seúl, pero perdió por puntos ante Ray Mercer la pelea que lo clasificaría.

Mercer obtendría después la medalla de oro en la categoría «Pesados». Cuando se hizo profesional, su primera chance por el título le llegó precisamente ante… ¡Mercer! Perdió por KO en el quinto round y así le dijo adiós a un invicto de 28 peleas, ante un público que se burlaba de él por su participación en la película. Fue entonces cuando adquirió un apodo infamante para un boxeador: «Mandíbula de cristal».

La oportunidad siguiente le llegaría ante Foreman, y no la desaprovecharía. Sin embargo, perdería el título de una manera un poco bochornosa para sus antecedentes y su récord: en su segunda defensa, un desconocido llamado Michael Bentt, con apenas 11 peleas como profesional (al que sus representantes habían puesto como rival al solo efecto de engrosar su récord con una defensa sencilla) lo tiró tres veces en el primer round y le arrebató el título.

Una sucesión de victorias le permitió una nueva chance, esta vez con el británico Lennox Lewis, pero perdió por KO en el sexto round.

¿Y Don King?  “Acababa de firmar el contrato más importante de mi vida con Don King”, dijo Morrison. “Tres peleas. Un par de peleas para entrar en calor y luego Tyson. Eso es lo que iba a suceder. Ese era el plan. Y luego se derrumbó”.

¿Qué pasó? En el control médico previo a la primera de las tres peleas, en 1996, Tommy dio positivo de VIH. “Es lo último que uno se imagina que pueda llegar a pasar. Regresé a mi habitación y la luz del contestador automático del teléfono estaba encendida.  Mi entrenador quería verme, para tener una reunión de equipo. Caminé hasta su habitación y mi equipo entero me miraba como si fuera hombre muerto. Pensé que mi oponente se había retirado de la pelea.

Luego, el promotor Tony Holded se me acercó y dijo: ‘No se me ocurre otra manera para decirte lo que te voy a decir. Tus análisis dieron VIH positivo. Te sacaremos de aquí en el próximo avión que parta de Las Vegas’. Todo lo que pensé fue ‘¿Adónde estoy yendo?’ Querían esconderme hasta que se les ocurriera qué decir. Estaba mareado. Era una bomba de tiempo. Sabía lo que estaba pasando pero no había nada que yo pudiera hacer para cambiarlo. Fue tan extraño… “Nunca me sentí tan solo, como si cada amigo que tenía se hubiera vuelto en mi contra. Fueron momentos muy duros”.

Hizo una pelea más con reglas especiales: si había sangre, se detenía. En esas condiciones noqueó a Marcus Rhode en el primer round. Al cabo de un retiro de once años, en 2007 volvió a pelear en el estado de Virginia Occidental.

Presentó exámenes de VIH, reales o truchos, jamás lo sabremos, que le habían dado negativo. Nunca terminó de aceptar que fuera positivo de VIH. Sin embargo, su gradual deterioro físico así parecía indicarlo. Tommy murió el 1° de septiembre de 2013, a los 44 años.

Su récord como profesional fue de 48 triunfos, un empate y tres derrotas, aunque sus detractores afirman que lo «infló» demasiado con rivales intrascendentes. La causa oficial de su muerte fue una acidosis respiratoria e  insuficiencia orgánica múltiple, derivadas de ser portador del VIH. Su viuda, Trisha, niega hasta hoy que haya tenido VIH y presentó una demanda multimillonaria a la contra la Comisión Atlética del Estado de Nevada (NSAC) y Quest Diagnostics, el organismo y la empresa que realizaron el análisis.

El motivo de la demanda es bien sencillo: si Trisha logra demostrar que Tommy se murió de otra cosa y no de VIH, pues entonces le hicieron perder 38,5 millones de dólares a él y a su familia. Y alguien deberá resarcirlos por eso.

Fuente: Big Bang News