Hace algunos días se cumplieron 47 años de la que ha sido considerada por muchos como la pelea más salvaje, brutal y dramática de la historia de los pesados, el duelo entre Muhammad Ali y Joe Frazier.

El pasado sábado 1° se cumplieron 47 años de la que ha sido considerada por la mayoría de los expertos como la más salvaje, brutal y dramática pelea en la historia de los pesos completos, animada por los inmortales Muhammad Ali y Joe ”Smokin”Frazier, quienes se engarzaron 14 asaltos, exactamente 42 minutos, en una feroz y trepidante batalla por los cinturones de la Asociación Mundial y del Consejo Mundial en poder del primero y quien retuvo los cinturones ganados en octubre del año anterior con un sorprendente nocaut en 8 vueltas sobre el presuntamente imbatible George Foreman en Kinshasa, República Democrática del Congo, para entonces Zaire.

En Manila de 1975, un virtualmente casi moribundo retador no tuvo más fuerzas para levantarse de la banqueta poco antes de sonar la campana para que los contrincantes continuaran en el cambio de golpes, en un repleto gimnasio Araneta de Ciudad Quezón, Manila, Filipinas, desbordado por poco más de expectantes 25 mil espectadores, luego sacudidos y hartados de emoción por el inédito espectáculo que acababan de presenciar.

Ali, el vencedor del épico encuentro, estuvo a un tris de rendirse unos segundos antes de Frazier. No lo hizo (dijo a sus séconds en la esquina que abandonaba, que no podía más), porque su astuto entrenador, Angelo Dundee, notó que las cosas no andaban bien en la esquina de Frazier y le ordenó a Ali que se levantara cuando sonara la campana para el round final, el 15, y caminara hacia el centro del ring.

No fue menester pues solo 20 segundos antes del sonido del gong el principal asistente de Frazier, Eddie Futch, llamó al árbitro filipino Carlos Padilla y le dijo que su boxeador no estaba en condiciones de seguir. El resultado quedó registrado como KOT14.

1-1 EN NUEVA YORK

Cuando se midieron el 8 de marzo de 1971 por primera e tres veces, los dos venían de ser medallistas dorados del peso completo en los Juegos Olímpicos, Ali en Roma-60 cuando el mundo le conocía como Cassius Marcellus Clay, y Frazier en Tokio-64. Estaban invictos profesionalmente, el primero, de 29 años, 1,91 de alto y 198 de alcance, con 31-0-0,25 KO y el otro de 27 años, 1,82 de estatura, 185 de alcance, con 23 liquidados por KO en 26 combates.

Aquella pelea de NY al igual que las dos que siguieron, resultó emotiva por la coincidencia de estilos, que encajaban. Frazier era el fuego, el que atacaba sin tomar respiro, quien procuraba acorralar y despedazar al enemigo mientras este, Ali, por su lado, a ratos se “escondía” en las cuerdas y en las esquinas, huía hacia los rincones o buscaba el control del centro del ring, perseguido por el agresivo contendor, ansioso de pulverizar a quien le humilló y llamó Tío Tom, blanco honorario y gorila en los días previos.

La lucha sin reposo pareció terminar en el 15° cuando Frazier lanzó su temible gancho zurdo que explotó en la barbilla de Ali. Este se desplomó de cara a las luces, pero aun así, con la mirada perdida, maltrecho y atontado, se puso de pie y se las ingenió para oír el campanazo de cierre. Luego el anunciador ofreció el veredicto de los jueces.

Por el viejo sistema de puntuación por round el árbitro Arthur Mercante dio 6 ganados, 8 perdidos y 1 empatado, Artie Aldala registró 6-9 y Bill Recht consignó un desatinado 4-11, todos en favor del campeón defensor, Joe Frazier.

Volvieron a verse sobre un ring el 28 de enero de tres años después en el mismo escenario neoyorquino. No hubo fajas en juego y el musulmán se las apañó para imponer su habilidad defensiva a los incesantes ataques de Frazier en los 12 asaltos e hizo suficientes méritos para tomar desquite por DU de 6-5, 7-4 y 8-4.  Fue esta la menos vibrante de las tres guerras entre ellos, aun cuando la afición terminó satisfecha por lo visto.

SUSPENSO Y APOTEOSIS DE ALI

La pelea que motivó esta nota fue organizada por Don King, también promotor de la pelea de Zaire del año anterior en la que Ali recuperó su trono de todos los pesos ante George Foreman, faja perdida en 1967 por su negativa a formar filas e ir a la guerra de Vietnam, porque “no voy a pelear con ningún vietcong. Ningún vietcong me ha hecho daño”, argumentó para justificar su rebelde posición.

King bautizó el combate como Thrilla in Manila (Suspenso en Manila). Fue un acierto promocional. Hemos visto boxeo por más de medio siglo, millares de peleas en ese tiempo, y por Dios que nunca antes, ni después, hemos presenciado ni por TV ni en el sitio, algo igual, ni siquiera que haya tenido alguna semejanza , porque esos 42 minutos de la caliente mañana de Manila no han tenido para nosotros comparación con ninguna otra contienda.

Parecía punto menos que imposible que los dos hombres pudieran soportar tanto y tal terrible castigo de parte y parte, tal intercambio de golpes un segundo detrás de otro, sin que se viera ventaja clara por ninguno de los dos lados, con Frazier sangrante, con el ojo derecho cerrado desde el décimo, y un Ali, obligado a pelear de contragolpe y también con su ojo derecho hinchado, prácticamente arrastrándose en la lona, que dejaba de moverse con la soltura de otros combates, mermadas sus fuerzas casi totalmente luego de la alternancia en el dominio de los tres minutos de cada vuelta.

Un murmullo que se haría luego ensordecedor (Ali gozaba del favor de la mayoría), brotó de las más de 25 mil gargantas cuando Frazier bajó finalmente las armas, muerto en vida, al sonar la campana que llamaba al round 15. Al terminar todo, la tarjeta de cada juez (el árbitro Padilla, Hilario (Larry) Mardayag y Alfredo Quiazon, todos locales) tenían al campeón adelante 66-60, 66-62 y 67-62, respectivamente.

Es historia veraz que camino al vestidor un exhausto Muhammad Ali musitó al pasar al lado de los reporteros en la zona técnica algo como que “esto ha sido lo más parecido a la muerte. Nunca estuve tan cerca de morir”, palabras que repetiría unas horas más tarde, vestido de smoking, en una reunión de celebración por el evento convocada por el presidente de Filipinas en la época, Ferdinand Marcos. Todavía con las huellas, en el rostro de Ali, del fragor de la guerra sobre el ring.

Terminemos: Joseph William “Smokin” Joe, dueño del más mortífero gancho izquierdo de todas las eras, había nacido en Beaufort, Carolina del Sur, el 12 de enero de 1944. Peleó entre 1966-76. Se retiró por 5 años, luego de haber perdido por segunda vez con Foreman (KOT5) y entabló, al regresar, con Floyd Cummings el 3-10-81, sin volver a intentarlo. Se retiró definitivamente con 32-4 (3KO)-1 y 27 nocauts. Falleció en Filadelfia, Pensilvania, el 7-11-2011.

Ali, el que “volaba como una mariposa y picaba como una abeja” nació el 17-1-42 en Louisville, Kentucky. Boxeó entre 1960-81 y cuando dejó el ring totalizó 61 peleas para récord de 56-5-0-37 KOS. Perdió solo una vez por nocaut, ante su exsparring Larry Holmes en Las Vegas en 10 tramos, su penúltima actuación, y soltó la trusa y los guantes el 11-12-81 al caer ante Trevor Berbick en Nassau, Bahamas. Luego de luchar contra el Mal de Parkinson por unos 20 años, El Más Grande emprendió el viaje final el 3 de junio de 2016, en un hospital de Scottsdale, Arizona.

WBA / Jesus Cova