Sin dudas es la era de Usyk, ya no solo en un peso sino en dos, un luchador atemporal que tendremos para recordarlo ya no solo en nuestra vida sino también en el de las nuevas generaciones.
Por @FDGotelli
En los deportes de contacto nada le gana a dos grandes boxeadores enfrentándose. El mejor contra el mejor fue más que suficiente para demostrar porque el deporte de los puños es el deporte rey. Y hablando de reyes no queda duda que Usyk es el nuevo rey del boxeo tras vencer en decisión dividida a un Tyson Fury que despidió su invicto en Arabia. Una pelea que tardó años en realizarse y que tuvo varios problemas para su realización el último en febrero pasado. Pero esta vez ya no hubo lugar a ninguna excusa y se enfrentaron.
El evento fue llamado Ring Of Fire y tuvo también la participación de otros buenos enfrentamientos y la llegada de muchas estrellas a Riyadh. Era la primera vez que los cuatro títulos de peso pesado estaban en valor para ser disputados y dos invictos campeones estaban dispuestos a dar el paso al frente para conseguirlos. Por un lado Usyk, el ucraniano que venía de subir de peso crucero y que venció dos veces a un campeón triple como Anthony Joshua. Por el otro, Tyson Fury campeón lineal y de la WBC tras vencer dos veces a Deontay Wilder.
Los dos no llegaban de sus mejores compromisos, Usyk en Polonia donde actuó de «local» y tuvo que enfrentar a Daniel Dubois y si bien le ganó por nocaut hubo una caída que no se marcó y generó polémica.
Por parte de Fury, en cambio tuvo una horrorosa actuación contra Francis Ngannou incluída una caída. Sumada a una falta de nivel de parte del británico. Aun así ambos se tomaron en serio el combate, Fury llegó con el peso más bajo de su carrera y Usyk el más alto. Más allá de las críticas y jarabe mandibular de ambos, estos sabían que tenían que prepararse a conciencia a una pelea difícil, larga y de final abierto.
En el comienzo, con mucha cautela entre ambos aunque Usyk tiraba con más volumen y Fury buscaba al cuerpo. Con el devenir de los rounds Fury tomó el protagonismo en el encuentro y Usyk quedaba corto, también tenía un ojo dañado. Los mejores intercambios quedaban del lado del gitano.
En el séptimo Usyk presionaba contra Fury con golpes de poder y ya en el octavo asestaba un izquierdazo que hizo sangrar por la nariz a Fury. El vendaval estaba por desatarse y en el noveno finalmente Usyk tumbaba a Tyson. Faltando menos de un minuto Usyk puso en problemas a Fury que parecía que caía pero intentaba salvarse solo como puede hacerlo él. Aun así al final del round sufrió una cuenta que fue clave en el score.
Para algunos por como estaban los ojos desorbitados y las varias veces que tuvo la espalda contra las cuerdas pero el inglés zafó. Usyk daba vuelta el combate a puro corazón, en los últimos tres rounds Fury ya no pudo contestar y Usyk si bien no tuvo el resto para noquearlo si lo tuvo para mantener la ventaja adquirida.
Usyk ganaría en las tarjetas 115-112, 113-114, y 114-113 siendo clave la caída en un combate parejo pero que en la segunda mitad Usyk dominó mostrando que tiene ese «algo más» que tiene los más grandes. Dueño de una zurda endemoniada, no es un noqueador pero lastima a sus rivales. Es un boxeador que no recibe mucho castigo pero que si tiene que entregarse para conseguir dañar a sus rivales lo hace. Se mueve como si fuera un peso medio pero en peso pesado, mide menos que sus rivales aunque su figura se agiganta en el ring para demostrar que es el que manda. Todo eso y mucho más es el ucraniano.
Usyk que subió de peso crucero ganando todos los cintos, hizo lo mismo en peso pesado con su pelea en Ring of Fire. Sin dudas es su era, ya no solo en un peso sino en dos, un luchador atemporal que tendremos para recordarlo ya no solo en nuestra vida sino también en el de las nuevas generaciones.